¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero es el proceso por medio del cual la presencia de ciertos gases en la atmósfera capta y retienen parte de la energía solar recibida en forma de radiación y que es reflejada por la Tierra en forma de calor causando un incremento de la temperatura media del planeta. El efecto invernadero también puede definirse como la capacidad que tiene la atmósfera de cualquier planeta para retener el calor reflejado y emitido por su superficie.
Gracias al efecto invernadero la Tierra dispone de una temperatura media de 14ºC, una temperatura idónea para el desarrollo y expansión de la vida vegetal y animal a lo largo de todo el planeta, pero el efecto invernadero puede ser la causa de la extinción de toda la vida de una planeta cuando la concentración de los gases que captan el calor es lo suficientemente elevado para romper el equilibrio y retener cada vez más calor convirtiendo el planeta en un auténtico desierto de fuego.
La composición de la atmósfera de un planeta es la clave para la generación de un efecto invernadero que proporcione una temperatura adecuada, por ejemplo nuestro planeta vecino Venus dispone de un atmósfera extremadamente densa compuesta principalmente por dióxido de carbono generando un efecto invernadero de tal intensidad que la temperatura media del planeta alcanza los 474ºC, sin duda un planeta inhóspito para la vida en donde metales como el plomo o el zinc se encuentran en estado líquido, por otro lado tenemos a Marte otro vecino planetario pero con una atmósfera tenue que genera un efecto invernadero tan débil que proporciona una gélida temperatura media del planeta de -55ºC, en ambos casos podemos observar la importancia de disponer de una atmósfera equilibrada que proporcione una temperatura adecuada para sostener la vida. El efecto invernadero en la Tierra proporciona un incremento de 33ºC de temperatura en el planeta, si no existiera dicho fenómeno nuestro planeta azul sería un gélido planeta blanco con una temperatura media de -18ºC.
Tal y como hemos descrito anteriormente en la definición del efecto invernadero, dicho fenómeno se produce por la combinación de la luz solar y la presencia en la atmósfera de ciertos gases en una proporción adecuada.
La luz es un conjunto de ondas electromagnéticas que podemos clasificarlas en función de la energía que llevan asociada o lo que es lo mismo de su longitud de onda, así por ejemplo la luz que recibimos del Sol está compuesta por ondas electromagnéticas que comprenden un rango entre los 380 y 780 nanómetros conocidas como luz visible, por encima de la luz visible con un rango entre los 10 y 380 nanómetros se encuentra la luz ultravioleta y por debajo de la luz visible con un rango comprendido entre los 790 nanómetros y 1 milímetro tenemos los infrarrojos. Los infrarrojos son ondas electromagnéticas y térmicas capaces de transportar el calor a través del espacio y a la velocidad de la luz por medio de las cuales podemos sentir el calor que recibimos del Sol.
Los gases que participan en el efecto invernadero como el dióxido de carbono, el ozono o el vapor de agua son compuestos químicos que tienen la capacidad de captar y atrapar la energía térmica de la luz en forma de radiación infrarroja, por otro lado tienen la capacidad de dejar pasar el resto de la radiación luminosa, así pues los gases de efecto invernadero son opacos a la radiación infrarrojas y transparentes al resto de la radiación.
Gracias al Sol nuestro planeta recibe radiación luminosa en forma de luz siendo responsable directa del desarrollo y propagación de la vida, parte del espectro de la luz como los rayos ultravioletas son absorbidos por la atmósfera dejando pasar el resto que llega y es utilizado para diferentes fines como por ejemplo la fotosíntesis o la absorción de calor por parte de los océanos, gran parte de la energía luminosa es reflejada por la superficie terrestre enviándola de nuevo al espacio, en caso contrario nuestro planeta absorbería dicha energía incrementando poco a poco su temperatura hasta convertirse en una auténtica bola de fuego, cuando la luz atraviesa de nuevo la atmósfera en su camino de vuelta al espacio ciertos gases de presentes en la atmósfera como el dióxido de carbono, el metano o el vapor de agua captan y retienen parte de la luz infrarroja enviándola de nuevo a la Tierra y generando el efecto invernadero por medio del cual tenemos la fortuna de disfrutar de una temperatura adecuada para el desarrollo de la vida.
El dióxido de carbono, ozono, metano, óxido de nitrógeno, dióxido de azufre, vapor de agua y los compuestos clorofluorcarburos o CFC son los gases que actualmente tenemos identificados como los causantes del efecto invernadero. Todos estos gases a excepción de los CFC están presentes en la atmósfera de nuestro planeta de manera natural y en la proporción adecuada para generar un efecto invernadero justo y equilibrado que nos aporta una temperatura única en todo el sistema solar.
Con la aparición del hombre y la quema indiscriminada de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural utilizados para obtener energía que alimente a las máquinas que hemos fabricado, hemos multiplicado la presencia de dichos gases en la atmósfera desequilibrando la intensidad del efecto invernadero que la naturaleza había ajustado para que se desarrollase un jardín de vida en nuestro planeta. El incremento del dióxido de carbono y el metano así como la aparición de los CFC sintetizados en los laboratorios ha multiplicado la potencia e intensidad del efecto invernadero incrementando directamente la temperatura media del planeta y desarrollando el desafortunadamente conocido calentamiento global del planeta.
Por otro lado la tala de bosques enteros por parte del hombre con la finalidad de obtener materia prima como la madera así como para despejar terreno que le permita realizar edificaciones ha mermado de manera notable la presencia de árboles por todo el planeta, reduciendo la capacidad natural que tiene nuestro planeta de absorber dióxido de carbono mediante el proceso de fotosíntesis que llevan a cabo los árboles y plantas de todo el globo.
Estudios científicos llevados a cabo demuestran que una reducción del CO2 en nuestra atmósfera provocaría un descenso brusco de la temperatura dando paso a una nueva etapa glaciar en el planeta, por el contrario un aumento del CO2 provocaría un calentamiento global del planeta originando nefastas catástrofes para nuestro único planeta que habitamos.
La combustión de combustibles fósiles, el uso de compuestos químicos CFC así como la quema y tala de bosques enteros de vegetación ha incrementado de manera exponencial la intensidad del efecto invernadero provocando el temible calentamiento global con unas consecuencias nefastas a futuro de nuestro planeta así como de toda la vida que se aloja en el.
El calentamiento global contribuye de manera directa al cambio climático que está ocurriendo actualmente, desiertos cada vez más cálidos y zonas habitables en donde el agua escaseará haciendo peligrar la vida vegetal y animal de sus habitantes, grandes masas de hielo de los casquetes polares y glaciares derritiéndose e incrementando el nivel del mar pudiendo inundar en un corto espacio de tiempo todas las ciudades y poblaciones que actualmente se encuentran asentadas en la costa de cualquier país, y lo más temido la irrupción y modificación de las corrientes marinas que recorren los océanos del planeta potenciando un cambio climático que ya ocurrió en nuestro planeta hace 250 millones de años y que provoco la extinción de más del 90% de las especies presentes en aquella época de la Tierra. Sin lugar a dudas el calentamiento global y el cambio climático es un problema que nos afecta a todos nosotros por igual así como a nuestras futuras generaciones.
Ante esta situación en 1988 se creó el grupo intergubernamental sobre el cambio climático (IPCC por sus siglas en inglés), el IPCC es un grupo multidisciplinario compuesto por miles de científicos y expertos repartidos por todo el planeta unidos por el objetivo de aportar información actualizada sobre la situación del cambio climático, indicar sus potenciales consecuencias medioambientales y socioeconómicas así como trazar un conjunto de acciones y recomendaciones que minoren y mitiguen dichos efectos.
Pero estamos a tiempo de reducir los efectos temibles de un efecto invernadero modificado por la mano del hombre, pequeñas acciones cotidianas que están en la mano de todos contribuirán a reducir la presencia de gases invernaderos en nuestra atmósfera devolviendo el equilibrio que la naturaleza había ajustado durante millones de años, utiliza el transporte público reduciendo los desplazamientos individuales con tu coche o motocicleta, ahorra energía utilizándola solo cuando realmente la necesites, utiliza equipos y electrodomésticos de bajó consumo energético, busca tecnologías alternativas limpias y ecológicas, participa alguna vez en la reforestación y planta de árboles, transmite estas acciones y otras acordes con el medioambiente a tu familia, amigos y conocidos motivándolos a que se unan a tu proyecto de mejora ambiental.
Ahora que ya conoces las consecuencias de variar el efecto invernadero, ¿qué vas hacer para reducirlo?.
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